Vaya antes que nada, que esta elucubración mental no ha sido fruto de uno de mis chispazos. Era algo que llevaba ya tiempo tramando y que ha llegado a ser hasta una petición directa a que saliera en esta sección que llevo (y muchas veces no sé ni como) desde ya hace unos años. Tenía incluso mis notas habituales ya realizadas, mis puntos a recordar, mis detalles, pero también surgió el comentario de alguien con la que me relacionaba a diario hasta la llegada de esta maldita pandemia. Vamos, un cúmulo de acontecimientos y reseñas que creo, ya por fin, van a salir a luz pública hoy.
A nadie se nos escapa el detalle de ver como muchas entidades, empresas, asociaciones o instituciones salen adelante no por el volumen de sus integrantes, sino más bien, por la existencia en sus entrañas de una serie de personas que son fundamentales. Rodeados de muchos acólitos de la plasticidad ineficaz, son esas personas que resultan fundamentales para que se obtengan frutos en estas asociaciones de personas. Son la gente de orden.
Todos tenemos ya en mente a más de uno; seguro. Son aquellos que te surgen de forma casi automatizada cuando algo precisas en alguna estructura, sea cual sea. Es el que sabes que no falla y al que si le transmites tu necesidad, sabe cómo atendértela de una forma eficaz, eficiente y efectiva. No fallan o raramente lo hacen, y a buen seguro es por algo inmotivado por ellos. Siempre te responden por ellos mismos, o bien si no está a su mano, son los garantes mediadores de tu ayuda.
Son esas personas que hacen que esta sociedad tire adelante con su callada labor y con la sapiencia en su fuero interno de saberse merecedores de soportar la mayor carga en la estructura donde se encuentran.
Y no es que tan solo nos refiramos a ellos en estructuras laborales puramente dicho, sino que son aquellos que en asociaciones, reuniones de amigos o incluso aquellas que surgen de forma inesperada, son los que saben hacer fructíferas estas reuniones. Generalmente, inician su labor siendo de los últimos en hablar y de los que finalmente saben actuar. Valoran el contexto y hablan a su debido tiempo. La improvisación, exasperación y alta reactividad no suele ser su marchamo característico.
Si te dedicas a observarlos algún día, son los que en un barco, son capaces de organizar a los remeros. Que en una situación cualquiera, su mímica facial ya te da una idea de lo que se le pasa por la mente. Conoce sus límites y limitaciones, por lo que si no es preciso o tan solo va a engordar el público, a buen seguro que se va.
Son amantes de la compostura, orden y sosiego. No aman la brusquedad y en buena parte, esta forma de ser, les hace ser grandes dignos de tu confianza. Son gente seria a los que les gusta y saben reír con uno, pero no de uno. Saben frenar en corto al que ya ven que se va a pasar de la rosca. Saben medir una respuesta comprometida y se toman su tiempo para ello.
Son la GENTE DE ORDEN…..
Dr. Manuel Mª Ortega Marlasca.
PD: Artículo prometido y dedicado al “Chaqueti”.