No cabe duda de que los tiempos están cambiando, y lo hacen a una velocidad de vértigo. Parece que fue antes de ayer cuando estábamos en Navidad y después ha pasado febrero con su carnaval, marzo con su Semana Santa, abril con sus ferias, mayo con sus flores, terminó la liga de fútbol, llegó junio con su visita a El Sotillo y ya estamos a las puertas del verano. Todo en un santiamén.
Pero mucho más rápidamente están cambiando las costumbres. Cuando los de mi generación éramos pequeños, nuestros mayores nos enseñaron cosas que parece que fueran imperecederas, para siempre, por los siglos de los siglos. Pues no. Aquello de que “los hombres no lloran, ni les pegan a las niñas ni a los que llevan gafas”, que a nosotros nos grabaron a fuego en el ADN, parece que ya está tan olvidado por las nuevas generaciones como la escritura en papiro.
No es que me interese personalmente aquello que pueda o no convertirse en costumbre pero lo que sí me atañe es que se convierta en costumbre amenazar, injuriar o incluso maltratar de obra a un médico –y específicamente a una mujer médico-, que es algo que está ocurriendo con harta frecuencia.
Últimamente hemos conocido un lamentable caso en el que una colegiada ha sido maltratada, ha presentado la denuncia y luego la ha retirado, porque en la misma constaba su domicilio y el maltratador podía tener la oportunidad de conocerlo, con las desagradables consecuencias que ello podría suponer. Por eso, un consejo elemental es que no se hagan constar datos personales en la denuncia, y como domicilio a efecto de citaciones se puede hacer referencia al centro de trabajo. Cualquier cosa antes de que una de estas conductas quede sin el correspondiente castigo.
Por eso, una vez más pedimos que todo aquel colegiado que haya sido amenazado o, por supuesto, golpeado, se asegure de que dispone de las oportunas pruebas y sin demora presente la correspondiente denuncia. Si es que no lo ha hecho desde el primer momento, tome contacto con la Asesoría Jurídica del Colegio.
Nada nos complace más que, a un maltratador de estos, darle una buena lección.
Y la semana que viene, más.