Antonio Ares Camerino
“La abuela, de insistente, llegaba a ser pesada. Cada vez que había una reunión, en la que toda la familia participaba, no perdía la oportunidad de recordarlo. En nuestra familia son muchos los que hemos padecido dolor de clavo, y algunos incluso han terminado viendo por el cañón de una escopeta. Uno de los nietos más jóvenes, y poco curtido en reuniones familiares, le contestó. –Abuela ni que la familia tuviera una ferretería o una armería. Ella insistía. – no debéis dejar de revisaros, sobre todo los que pasáis de la cincuentena. Hay que tener mucho cuidado con la tensión del ojo, que después se pierde la vista”.
Entre el 13 y el 17 de marzo se celebra la Semana Mundial del Glaucoma, a iniciativa de la Asociación Mundial del Glaucoma. Esta enfermedad oftalmológica, casi siempre silente, es la segunda causa de ceguera a nivel mundial. Se estima que alrededor del 2% de la población mayor de 40 años tiene glaucoma y esta cifra crece conforme aumenta la edad. Los familiares de personas afectadas de glaucoma tienen un riesgo 10 veces superior de padecerlo. Alrededor de 90 millones de personas padecen glaucoma en el mundo y se calcula que para el próximo año la cifra será de 111.8 millones. Su silenciosa evolución provoca que el 50% de las personas que la padecen no estén diagnosticadas. Estas cifras se elevan al 90% en los países en vías de desarrollo.
Se trata de un grupo de enfermedades cuyo denominador común es el desarrollo de una neuropatía óptica progresiva, generalmente bilateral, responsable de una serie de alteraciones características tanto anatómicas (pérdida de fibras nerviosas de la retina y, secundariamente, aumento de la excavación papilar) como funcionales (defectos en el campo visual).
Hay que diferenciar el glaucoma y elevación de la presión intraocular. La presión intraocular elevada no implica sufrir la enfermedad, aunque sí es el principal factor de riesgo modificable de glaucoma. Es decir, a través del descenso tensional conseguimos detener o enlentecer el avance de la enfermedad en la mayoría de los casos.
El glaucoma es la principal causa de ceguera irreversible en el mundo a pesar de que su progresión suele ser lenta, a lo largo de décadas en la mayoría de los casos. Esto es así porque no hay síntomas, es una enfermedad silente, el paciente no acude al médico y, desgraciadamente, muchas veces el diagnóstico es tardío. Puesto que se trata de una causa de ceguera evitable, se hace preciso establecer unas directrices para potenciar el diagnóstico precoz.
Los factores de riesgo de glaucoma bien definidos son:
- la edad avanzada
- los antecedentes familiares de glaucoma
- la presión intraocular elevada
- la utilización de corticoides
- los traumatismos oculares y otras patologías oftalmológicas predisponentes.
Entre estos factores de riesgo, el único que en la actualidad somos capaces de modificar es la presión intraocular alta y ese es el objetivo de nuestro tratamiento. Es decir, bajando la presión intraocular conseguimos el control de la enfermedad en una gran mayoría de casos.
Hay una serie de pacientes en los que es recomendable realizar un despistaje de glaucoma:
- Todos aquellos que presenten alguno de los factores de riesgo mencionados anteriormente
- Mayores de 50 años
- Intervenidos de otras cirugías oculares previas, incluyendo la cirugía refractiva corneal
- Grandes ametropías, es decir, miopía o hipermetropía elevada
La sencilla técnica de la medición de la presión ocular, la gonioscopia y la campimetría nos sirven para realizar un correcto diagnóstico, y sobre todo conocer las alteraciones evolutivas que la enfermedad está provocando sobre el ojo de la persona paciente.
El objetivo del tratamiento consiste en detener o enlentecer la progresión del daño glaucomatoso. Para ello establecemos en cada paciente, de forma individualizada y dinámica, la llamada “Presión Intraocular Objetivo”, que es la presión con la que detenemos la progresión de la enfermedad.
Disponemos para la consecución de la presión objetivo de diferentes armas terapéuticas. Por un lado, los fármacos hipotensores oculares, cada día más eficaces y mejor tolerados. Por otro, el tratamiento láser.
Recientemente el Servicio Andaluz de Salud ha puesto en marcha un programa de formación de profesionales de oftalmología para medir los resultados en la salud oftalmológica de la población andaluza
Los objetivos de dicho Plan son dimensionar y prevenir las patologías que causan pérdida de visión irreversible y ceguera, como el glaucoma o el edema macular diabético (EMD), y poner de relieve la importancia de contar con estrategias de prevención para actuar a tiempo en este tipo de patologías, así como la formación reglada de los oftalmólogos a través de la EASP en el uso del nuevo gestor de informes de DIRAYA. La medición de resultados en salud en el ámbito oftalmológico beneficia la salud visual y la calidad de vida de los pacientes. Pero, además, al disponer de bases de datos reales para estudios clínicos y publicaciones, facilita la toma de decisiones clínicas por parte de los profesionales sanitarios, lo que redunda en una mejora en la eficiencia del proceso asistencial.
El proyecto OFTEX Prevención Andalucía, en el que se enmarca esta formación, pretende implementar la recogida y medición de resultados en salud de las patologías oculares más prevalentes que causan pérdida de visión irreversible y ceguera. Con él, Andalucía se convierte en la primera comunidad autónoma en medir los resultados en salud en Oftalmología de forma homogénea en todos los hospitales, independientemente de su categoría y localización, situando a esta comunidad a la vanguardia de la medicina basada en resultados en Oftalmología.
¡Qué la luz nos acompañe hasta el final!.
BIBLIOGRAFÍA