El jueves día 7 de abril me he llevado dos horas en el Cuartel de la Guardia Civil asistiendo a la declaración de una colegiada que estaba siendo investigada por haber prescrito anabolizantes a un paciente. El mismo día he terminado de preparar un recurso de apelación a la sentencia dictada contra otro colegiado, que ha sido condenado por el mismo hecho.
Ya hemos dicho muchas veces, pero no está de más recordar, que el artículo 362 quinquies del Código Penal, que está redactado específicamente para médicos (como antes de la última modificación lo estaba el 361 bis), establece lo siguiente:
- Los que, sin justificación terapéutica, prescriban, proporcionen, dispensen, suministren, administren, ofrezcan o faciliten a deportistas federados no competitivos, deportistas no federados que practiquen el deporte por recreo, o deportistas que participen en competiciones organizadas en España por entidades deportivas, sustancias o grupos farmacológicos prohibidos, así como métodos no reglamentarios, destinados a aumentar sus capacidades físicas o a modificar los resultados de las competiciones, que por su contenido, reiteración de la ingesta u otras circunstancias concurrentes, pongan en peligro la vida o la salud de los mismos, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a dos años, multa de seis a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio, de dos a cinco años.
- Se impondrán las penas previstas en el apartado anterior en su mitad superior cuando el delito se perpetre concurriendo alguna de las circunstancias siguientes: 1ª. Que la víctima sea menor de edad. 2ª Que se haya empleado engaño o intimidación. 3ª Que el responsable se haya prevalido de una relación de superioridad laboral o profesional.
En esa expresión que emplea el legislador de “deportistas no federados que practiquen el deporte por recreo” entran prácticamente todos los ciudadanos, pues resulta difícil encontrar a alguien tan sumamente sedentario que no haga alguna caminata o juegue a algo, con lo que si se dispensan anabolizantes a quien los pida y no justifique que los necesita, el médico que lo prescribió corre el riesgo de verse declarando ante la Guardia Civil. Y quien ha catado esa experiencia puede acreditar que se pasa mal.
Por tanto, háganme el favor de tener cuidado con lo que prescriben, porque las consecuencias son verdaderamente desagradables.
Y la semana que viene, más.